El día tiene sólo 24 horas y nosotros una ¡infinidad de cosas que hacer en tan poco tiempo! Uff… de tan sólo pensarlo ya nos estresamos. Y es que sin importar que seamos excelentes gestionando nuestro tiempo, el estrés puede llegar de todas formas.
Pero ¿qué es el estrés? Podríamos dividir el estrés en 2 partes, el Eustrés y el Distrés:
El Eustrés, es ese nivel de activación necesaria para cumplir con nuestras tareas diarias, por ejemplo, necesitamos algo de eustrés para alcanzar a llegar a nuestros compromisos puntualmente, o para enfrentar de mejor manera esa reunión o presentación importante, ya que nos permitirá estar más alerta y concentrados en la situación y lo que estamos haciendo.
Mientras que el Distrés, es lo que solemos llamar comúnmente estrés y es una respuesta inespecífica del organismo (inespecífica porque se gatilla ante distintos estímulos) y que aparece cuando evaluamos que no somos capaces de hacer frente a una situación, ya sea porque no tenemos los recursos necesarios, los plazos no son reales, no tenemos los conocimientos, etc. Por ejemplo, es posible que un adulto se sienta sobre pasado/a por estar a cargo de un niño/a, mientras que para otro/a sea lo más normal estar a cargo de un curso entero.
En este artículo conoceremos un poco más sobre el estrés.

Un nivel adecuado de estrés, nos permitirá estar más alerta y concentrados en la situación y lo que estamos haciendo.
1.- Un asunto hormonal.
Cuando vivo una situación que identifico como estresante, mi cerebro informa a mis glándulas supra renales lo que está ocurriendo y esta segrega 3 hormonas: adrenalina, noradrenalina y cortisol. El cortisol es comúnmente conocida como “la hormona del estrés” y permanece en nuestro organismo por aproximadamente 8 horas después de ocurrido el evento generando inflamación a distintos niveles, es por esto que niveles de estrés sostenidos durante un periodo prolongado de tiempo puede ser una de las causas de enfermedades como por ejemplo, el colon irritable (inflamación del colon).
Sin embargo, así como existen hormonas que nos provocan daños, hay otras que nos protegen como la Oxitocina.
La Oxitocina, es conocida como “la hormona de las relaciones sociales”, y se genera justamente cuando estamos en contacto con otros, cuando nos reunimos con nuestros familiares o amigos, cuando nos abrazamos, practicamos sexo, recibimos un masaje o acariciamos a nuestra mascota.
2.- Situaciones estresantes.
Saber qué es lo que sucederá o como reaccionaré frente a ciertas situaciones es siempre un factor protector y dado que la vida nos enfrenta a diario a situaciones especialmente estresantes, debemos saber y especialmente aceptar que algunas nos provocarán algún nivel de Eustrés, como por ejemplo una semana especialmente atareada, una semana difícil en el trabajo, el fallecimiento de un ser querido, la enfermedad de algún familiar (o nuestra) y esto incluso es positivo dado que el nivel de activación adecuado nos permitirá reaccionar de mejor manera, incluso algunas situaciones positivas pueden resultar “eustresantes”, como el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, una mudanza o un matrimonio.
Por lo tanto, es bueno que logremos comprender que no es posible ni positivo eliminar 100% el estrés, debemos aprender a gestionarlo y aceptar que es parte de nuestra vida y que como todo, en su justa medida está bien, pero si es sostenido puede provocar problemas.
3.- Algunas recomendaciones para gestionar el estrés.
Darse cuenta: Aceptar que el estrés está empezando a ser un problema, es el primer paso para encontrar la mejor estrategia para enfrentar la situación.
Deja de Preocuparte: Sacar la palabra “preocupación” de tu vida, será un gran alivio al momento de disminuir el estrés. Y aquí retomaré mi obsesión con las listas, pero es que esto de verdad te servirá. Te invito a hacer una lista con todas tus preocupaciones, desde la más a la menos importante, incluye tu vida laboral y personal. Luego divide esa lista en otras dos, en una pon aquellas tareas que realmente te corresponden y en otra las que en realidad corresponden a otra persona, quizás descubras que hay labores domésticas que estás realizando y no te corresponden o tareas en tu trabajo que corresponden a otro/a compañero/a.
Esto no significa que tanto en tu casa como en tu trabajo no puedas apoyar a otros cuando sea necesario, pero teniendo claro que NO es tu tarea y sólo se trata de un apoyo particular o temporal. La lista de tareas que no te corresponden, la tiras a la basura ¡aplausos para tí! Ya te sacaste un gran peso de encima y en la lista de las tareas que realmente te corresponden anota al lado de cada item una acción para realizar que te ayude a resolver dicha tarea, como: “llamar a…”, “hablar con” …, “ir a”…, “averiguar sobre”…, “conseguir…”, etc. Si te das cuenta al hacer esto, dejas de preocuparte y empiezas a Ocuparte ¡Felicitaciones!
Aprende a pedir ayuda: Aunque nos resulte difícil de aceptar, es cierto que: no nos alcanza el día para de hacerlo todo, a veces es necesario delegar; no somos los mejores en todo, por lo que en ocasiones debemos pedir asesoría de quienes tienen mayor experiencia en ciertas áreas; no lo sabemos todo, por lo que a veces debemos ser humildes y preguntar. Por lo demás, en general nos gusta ofrecer de manera sincera nuestra ayuda a otros y, nos frustramos cuando esa/s persona/s no acuden a nosotros. Entonces ¿porqué no hacemos lo mismo que nos gustaría y aprendemos a aceptar la ayuda de quienes nos la ofrecen?
Concéntrate en el presente: No sacas nada con estar pensando en el pasado, en aquello que hiciste o dejaste de hacer o aquello que pudiste hacer de manera diferente, el pasado no se puede cambiar; tampoco sacas nada con pensar en el futuro, más del 90% de las cosas que nos preocupan (ya ves que no es una buena palabra) NUNCA pasan. Por lo tanto ¿no te parece que estar pensando en el pasado y/o en el futuro sólo te quita tiempo, energía y concentración? ¿no será mejor centrarnos en el presente? en como enfrentar de mejor manera las situaciones actuales.
Confía en alguien: A veces nos cuesta compartir aquellas cosas que nos está resultando difícil resolver, pero cuando lo compartimos con otros nos sentimos aliviados y además tenemos la oportunidad de tener un punto de vista diferente para aquello que nos complica y quizás al escucharlo podamos obtener nuevas posibles soluciones para dicho problema. No se trata de que vayas por ahí contando todo a todo el mundo, pero sí… confía en alguien, al menos en una persona.
Ahora ya tienes varias herramientas que te ayudarán a gestionar el estrés
¿Por dónde vas a partir?